Este fin de semana volvía a tener la oportunidad de correr la carrera de la mujer, esta vez en A Coruña y de la mano de Findus. Una carrera sin duda especial para mí ya que muchos años ya atrás, se convertía en la carrera con la que me iniciaba en el running pero en Madrid.
Además iba a compartir la carrera con otras mujeres imparables entre las que no podía faltar Paula Butragueño o Pau Inspirafit como muchos la conoceréis. ¡Un auténtico lujo!
Para aquellos despistados os contaré que la carrera de la mujer se ha convertido en una de las carreras más multitudinarias en las que disfrutar corriendo con altas dosis de solidaridad.
A Coruña celebraba la quinta edición de esta carrera con 6,5 kilómetros totalmente urbanos recorriendo toda la playa de Riazor y llegando hasta la famosa Torre de Hércules. Además después de la carrera se celebraría un festival de aeróbic.
Y así, el domingo tocó madrugón de los que hacen historia y nos levantábamos a las 6:30h de la mañana para poner rumbo a Coruña dónde el cielo amenazaba con chispear y empañarnos un poco la carrera. Por suerte solo cayeron unas gotas en el trayecto y al llegar allí parecía que el tiempo nos iba a respetar.
Allí me esperaban el resto de compañeras del equipo Findus para repartir dorsales, compartir estiramientos, risas y emoción por unirnos a las 7000 mujeres que ese día invadirían las calles.
Para nosotras no había reloj, no pensábamos en tiempos, sino simplemente en DISFRUTAR corriendo. Nos colocamos en mitad de la multitud para gritar con el resto la cuenta atrás. Y entonces el crono dio la salida…¡a correr! Tuvimos que caminar durante un kilómetro y trotar a lo largo de otro más. A partir del segundo encontramos algo más de hueco y pudimos comenzar a correr a un ritmo cómodo para todas.
Sin darnos cuenta llegamos a la Torre de Hércules dónde tocó girar para poner rumbo a meta. Los kilómetros pasaban volando y la marea rosa no dejaba hueco en ningún momento. El equipo se mantuvo unido hasta el final y entre experiencias vividas y compartiendo esos kilómetros pudimos conocernos un poquito más todas. Cada una con sus recuerdos de carreras pasadas y sus primeros kilómetros corriendo.
Y de repente ¡la meta! El ritmo no paraba y con el subidón del último sprint, cruzamos ese arco de la mano y con una sonrisa de oreja a oreja, felices por haber aportado nuestro granito de arena a un evento tan especial.
Miramos atrás ¡y la marea rosa seguía! No veíamos el final del gran grupo y esas mujeres imparables seguían corriendo y caminando sin descanso. ¡Bravo por todas ellas!
Con los estiramientos finales, Coruña decidió que era el momento de cerrar el evento con las primeras gotas de lluvia que sentaron genial para refrescar el ambiente.
Me emocionan cada una de las historias que conocí de la mano de mujeres que ese día decidieron calzarse las zapatillas para recorrer 6,5 kilómetros por las calles de Coruña. Historias repletas de sentimientos y emoción que casi me arrancan alguna lágrima pero sin duda la mejor de mis sonrisas.
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