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El desarrollo del marketing de contenidos ha facilitado la aparición de nuevas profesiones especializadas en áreas específicas. El community manager es, sin duda, la más conocida y quizás la más antigua. Casi confundida con ésta aparece la de social media manager.
Estamos ante dos ámbitos profesionales perfectamente diferenciados con algunos puntos de contacto y te contaremos cuáles son sus diferencias.
En la realidad de algunas empresas estos puntos de contacto son los más importantes y propician la confusión. Por el origen de ambas es más fácil discriminar las funciones. Vamos a verlas.
La aparición de las tecnologías web 2.0 abrió un campo inmenso para la participación del público en los contenidos ofrecidos por las empresas.
Ya no se trataba de comunicar en una única dirección y donde la audiencia tenía un papel pasivo. Se creaba por primera vez la posibilidad de un diálogo con efectos positivos para la marca. Pero también tenía la capacidad de perjudicarla si se cometían errores graves.
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Muchas empresas ya conocían la importancia de la comunicación para la promoción de marca. Los gabinetes de prensa eran secciones de las empresas donde trabajaban normalmente periodistas.
Ellos llevaban un poco el día a día de la imagen pública de la empresa: presentaciones, eventos, apariciones públicas, notas de prensa, etc.
La irrupción de los foros, los blogs y las redes sociales llevó a algunos gabinetes de prensa a especializarse en el contacto por la red con público interesado y clientes.
Era una función fundamentalmente operativa y comunicativa. La información suministrada por la dirección de la empresa formaba aún la materia prima fundamental con la que se establecía ese diálogo.
El community manager se encarga así, por primera vez, de materializar la opinión de la firma empresarial por redes con clientes y la sociedad.
La intensificación del papel de las redes sociales para posicionar una marca en el mercado exigía nuevas especialidades.
La labor operativa diaria mantenida por el community manager no era suficiente. La especialización en determinadas redes sociales pedía un profesional con un perfil mucho más analítico.
Sería especialista en las tecnologías que envuelven a cada red social, capaz de extraer e interpretar datos.
De alguna forma se estaba creando el jefe del community manager, un profesional en estudiar el mercado, diseñar estrategias y aplicarlas.
El community manager quedaba para seguir las instrucciones del social media manager. Además, se mantendría como el experto en comunicación y contenidos y capacitado para seguir un libro de estilo aprobado por la dirección ejecutiva.
Estas coincidencias y diferencias explican que en muchas situaciones estas dos ocupaciones, con distinto foco, se confundan o reafirmen sus funciones específicas.
El tamaño de una empresa y la capacidad en recursos humanos suele subrayar las diferencias.
Las estrategias del marketing de contenidos incluyen un plan de difusión de los mismos en las redes sociales.
Son varias y algunas tienen audiencias muy segmentadas por edad o nivel económico. No se deben dejar estas cuestiones a una automatización total.
Aquí entra la labor de los expertos para definir la forma óptima de abordar estas tareas. Tanto el community manager como el social media manager aplican sus conocimientos en favorecer resultados provechosos para la firma.
El retorno rentable de las inversiones realizadas se aprecia numéricamente. Cuando el trabajo ha sido bien realizado casi siempre es por una labor de equipo.