El pasado 15 de octubre tenía lugar la cuarta edición del famoso Trail San Andrés de Teixido así que mi pasión por correr por montaña me llevó a “hacer las maletas” 24 horas antes y desplazarme al norte para visitar de nuevo esta zona. Pero antes de “meternos en faena” os voy a contar un poquito más sobre este trail.
Teníamos cuatro opciones: trail largo con 24 kilómetros, trail corto con 13, andaina con 13 y una competición por parejas en la que un componente de la misma corría 13 kilómetros y el otro 11.
Con un récord de participación que va creciendo año tras año, esta vez éramos casi 400 personas en un pueblecito llamado San Andrés de Teixido y que yo aún no conocía. Un recorrido por la costa del noroeste de Galicia y compartiendo espacio con el acantilado más alto de Europa: Vixía da Herbeira.
El trail no podía pintar de mejor forma y es que correr por montaña supone explorar zonas espectaculares y disfrutar al máximo de este maravilloso mundo del trail.
La salida y meta tenían lugar en el mismo punto y solo contábamos con una categoría: absoluta femenina y masculina. Avituallamiento líquido en el km 7,5 y líquido/sólido en el km 14 y meta.
Y ahora sí que sí: ¡comenzamos con la crónica deportiva!
El fin de semana no podía comenzar mejor ya que la primera parada la teníamos en la casa rural A Pasada dónde nos quedaríamos a dormir para descansar del viaje desde Vigo hasta Cedeira.
Un edificio rehabilitado años atrás y muy querido por los habitantes de la aldea. Con fachada original de piedra y un interior con mucho encanto que invitaba claramente al descanso. La dueña además encantadora y servicial lo que hace de esta casita un destino perfecto para desconectar de la ciudad.
Pero no todo iba a ser descanso y a las 8 de la mañana sonaba el despertador. Aunque no acostumbro a desayunar de forma copiosa los días que tengo carrera, esta vez me había apuntado a correr por montaña durante 13 kilómetros y me iba a permitir el lujo de de desayunar bien.
Tostadas, bizcocho, tarta de Santiago y queso del país. ¡Pilas cargadas! Y el estómago también. Pensando en hacer rápido la digestión pusimos rumbo a San Andrés de Teixido con todo el kit trailero a cuestas.
“Aterrizando” en San Andrés nos dimos cuenta de la cola de coches que ya se formaba a esas horas tempranas de la mañana pero claro, con casi 400 corredores más acompañantes y familia…¿cómo no iba a ser eso una invasión de cuatro ruedas?
Aparcamos dónde pudimos y con las zapatillas y mochilas preparadas tocaba recoger el dorsal. ¿Par? Ni hablar. Otra vez impar pero eso a mí ya no me importaba.
Superado el trauma de los dorsales impares pude recorrer el pueblo un rato antes de que el Jabalí do Sacho nos invitara a salir pitando monte arriba.
He de reconocer que San Andrés de Teixido me conquistó. Una aldea sobre los acantilados y mirando al mar y con una población allá por el año 2007 de 49 habitantes aunque hoy imagino que serían unos cuantos más. Aún así…un pueblecito mágico.
A las 10:30 salían los compañeros del trail largo y pocos minutos después nos tocaba a los demás del trail corto y después a los senderistas de la andaina. “Lo más duro son los primeros 2 kilómetros” me decían algunos experimentados de la zona. Y llevaban razón.
La salida en subida y subida de las buenas. De esas que recuerdas durante varios días porque el corazón se te sale por la boca y se escucha tu respiración al otro lado del globo terráqueo.
Cometimos el error de salir muy atrás y el tapón de la primera media hora fue considerable. Tomo nota para futuras carreras. Eso de querer salir al final está bien pero…tampoco hay que pasarse. Ya sabéis que yo siempre corro a #miritmoslow pero al final de la cola y con tanta participación, el ritmo era demasiado slow hasta para mí.
Aún así pudimos ir adelantando pasito a pasito en subida, caminando sin prisa pero sin pausa a una velocidad constante y aunque no podía disfrutar del paisaje porque mi mirada estaba clavada en el suelo, Pablo me describía las vistas y me animaba a llegar arriba para disfrutar al 100% de los acantilados.
Y llegamos. Costó pero llegamos. Sin tiempo para un “break” y descansar un poco era el momento de correr de verdad, soltar un poquito las piernas y trotar sin descanso hasta calentar para coger ritmo.
No podía desviar mucho la mirada hacia los acantilados porque corría el riesgo de caerme pero en las pocas milésimas de segundos que pude girar la vista, el paisaje me pareció espectacular. Correr por montaña a veces te regala maravillas como las de San Andrés de Teixido.
Todo iba bien hasta el kilómetro 10 aproximadamente dónde la gasolina se me acabó un pelín y es que nos habían dicho que eran 13 kilómetros pero se confirmó lo que viene siendo habitual en los trails: dos kilómetros de regalo. Cuando tu cabeza se hace a la idea de correr 13 kilómetros y le regalas dos más…¡mal asunto!
Recalculando las fuerzas seguimos corriendo y aunque a mí me pesaban las piernas un poco en las subidas, intentaba trotar a ritmo “cochinero total” y a pasitos cortos para no pararme. Quizás lo conseguía en el 80% de los casos. El 20% restante caminaba alegremente y encantada de la vida.
En el kilómetro 13 escuchábamos a un San Andrés de Teixido plagado de familiares y amigos que aplaudían y gritaban. El pueblo había pasado de los pocos habitantes que tiene durante el año a multiplicarse por…imposible saber por cuanto.
Llegamos entre aplausos de la gente y contentos por la oportunidad de poder correr por montaña en un entorno tan especial.
Muchas gracias a la organización Prueba-t y al Club de Natación Cedeira Muebles García por darme la oportunidad de seguir descubriendo Galicia a través de sus carreras por montaña.
Al acabar la carrera supimos de la triste noticia del fuego que estaba devorando los montes de Vigo. Cuando a las pocas horas estábamos de vuelta, el fuego se había comido ya miles de hectáreas que quedaron calcinadas e insalvables. A lo que se tuvieron que sumarse finalmente tres víctimas mortales por un fuego intencionado. En mi cabeza sigo sin comprender cómo alguien puede provocar algo así. Los montes en los que correo habitualmente han muerto y no puedo describiros la tristeza e impotencia que sentí al mirar por la ventana y verlo todo cubierto de llamas. Solo me queda la esperanza de que en el futuro de verdad se tomen medidas frente a este tipo de actos.
Gracias por leer.
Test de producto: BASE 25, vaselina deportiva