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Gladiator Race Pontevedra

Tras la Gladiator Race en Santiago de Compostela el año pasado tocaba repetir, esta vez, en Pontevedra. Con 11 kilómetros y 33 obstáculos, gran parte del equipo de Vigoentrena nos plantamos allí el sábado por la mañana como auténticos gladiadores dispuestos a superar todos los obstáculos sin “comernos” ningún burpee.

La temperatura era estupenda, ni frío ni calor, algo nublado y con hora de salida a las 10:15. Tras tantas carreras ya no había nervios sino ganas de pasarlo bien, reír y por qué no decirlo, superarnos otro pasito más.

Gladiator Race Pontevedra Me sentía con ganas, fuerte y mentalmente optimista. Sabía que tocaría una buena parte de monte y para qué negarlo: estaba encantada. Esta vez decidí acompañar a mis compañeras Catu, Paula y Sheila que como auténticas gladiadoras se lanzaron a la carrera Warrior y no tenían ninguna intención de darse por vencidas. Nos acompañaban Anxo y Jose, que nos ayudarían en los obstáculos más peliagudos.

Una carrera diferente pero ante todo divertida. Fuerza mental y física, reptando, saltando, trepando y arrastrándonos. Hubo mucha agua, barro y fuego. Éramos 2.500 gladiadores repartidos en las tandas de mañana (11 kilómetros) y la tarde (5 kilómetros) y disfrutamos muchísimo.

Una prueba para aventureros y valientes con altas dosis de sentido del humor y es que las caídas estaban aseguradas. La primera subida al monte la disfruté muchísimo (aún más la bajada). Los primeros obstáculos no me parecieron nada complicados hasta que llegamos a la zona baja donde tengo la sensación de que se esmeraron mucho más y entró en juego el factor “agua”, que todos (creo) agradecimos mucho.

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Junto a nuestro pequeño grupo de guerreras y guerreros también estaba el resto de compañeros del equipo: Pablo “Coach”, Mónica, Pablo, Miguel, Jacin, Miguel, Sergio, Roi, Fran, Jorge, Iván, Germán, Javi y otros dos sufridores más que no dejaron de hacernos fotos y se “comieron” otra Gladiator particular: Alba y Jorge.

Si tuviera que destacar la prueba más difícil, lo tengo claro: el “Mont Blanc”. Y es que ese tremendo “Half” en el que apenas teníamos tramo de cuerda requería una buena carrerilla, no tener miedo a la caída y una buena agilidad en los brazos para enganchar la cuerda (y no soltarla bajo ningún concepto). Tuve que intentarlo hasta 3 veces.

Me llevo de regalo sendos moratones y rodillas más que tocadas con varios rasponazos pero si me preguntas:¿Repetirías? ¡Qué tontería! POR SUPUESTO.

¡Nos vemos en la próxima Gladiadores!

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