A veces compañeros, amigos, familiares…me preguntan: irene, ¿por qué empezaste a correr?
Desde pequeñita siempre fui de esas personas “redondas”, “rellenitas”. Para qué engañarnos: me sobraba peso. He de reconocer que el deporte nunca me había llamado la atención y no sentía el más mínimo interés por correr, nadar o montar en bici.
Uno de esos días en los que ya cumplidos los 25, te encuentras saturada con el proyecto fin de carrera, hace un calor infernal en un Madrid desierto en agosto y te das cuenta de que apenas estás viviendo, casi sin querer piensas: ¿y si cojo las zapatillas y salgo a despejarme?
Plantada en la pista de 1,2 km del Canal de Isabel II comenzaba a caminar. Pero me animé con un poquito de trote, otra vez caminando, más trote, caminando. Así, hasta completar lo que fueron mis primeros 5 kms. Recuerdo que fueron agotadores pero regresaba a casa con el gusanillo de probar al día siguiente otra vez.
Nunca olvidaré ese día. El día en el que tras lo que supuso para mí un gran esfuerzo pensé: soy incapaz de correr media hora seguida. Estaba EQUIVOCADA.
Seis años después cargo a mis espaldas varias carreras de 10 km, un par de 15 km, dos medias maratones y 3 trails de montaña de más de 18 km. ¿Incapaz? ¿Imposible? Para mí no existe esa palabra. NADA ES IMPOSIBLE.
Hay corredores más veloces y más lentos que yo. Pero yo no compito contra ellos. Lo hago contra mí misma. Contra esa voz interior que tantas veces me dice: déjalo, ¿para qué te levantas un domingo a las 6 de la mañana?, ¿qué necesidad tienes de sufrir así?, si te cansas abandona…
¿Por qué empecé a correr? Porque corriendo me siento libre. Me siento feliz. Siento que los problemas del día a día son más pequeños. Aprendo a darle valor a lo que verdaderamente lo tiene. Sonrío. Disfruto. Vivo y comparto momentos increíbles con gente estupenda.
Si hace 6 años me preguntan: ¿correrías una media maratón? Seguramente habría contestado: ¡Imposible! ¡Nunca! Sin embargo hoy estoy segura de que algún día cumpliré dos objetivos, dos sueños que tengo entre ceja y ceja y por los que no dejaré de luchar, de esforzarme y trabajar:
Yo te pregunto: ¿Imposible? No hay nada imposible 😉
Test de producto: BASE 25, vaselina deportiva